sábado, 25 de octubre de 2008

MICAELA BASTIDAS PUYUCAHUA


Mujer tenaz, no descansó un instante, mucho menos vaciló en cumplir las tareas que le fueron encomendadas.
Cuando se trata de hablar de nuestras mujeres heroínas, indiscutiblemente tendremos que colocar en primer lugar, en primer plano, a doña Micaela Bastidas, pues ella fue la primera mártir de la grandiosa lucha por nuestra independencia. Su abnegación, sacrificio y martirio constituyen un orgullo y un ejemplo para todos los peruanos.
Doña Micaela Bastidas y Puyucawa nació en Abancay el año 1745. De su aspecto físico se sabe que era de mediana estatura, de cara algo redonda y, según el escritor cuzqueño Juan de la Cruz Salas: “Tenia la frente alta y ancha con la serenidad del mar, los ojos negros como una noche serena, nariz aguileña y caída sobre labios gruesos; la cabellera larga y extendida en la espalda...” y este mismo autor la dedicaba emocionado estos bellos versos: “Mujer como ninguna".
El 4 de noviembre de 1780 Túpac Amaru dio a conocer los motivos del movimiento. Desde ese momento Micaela participó de la causa de la revolución, reuniendo contingentes de campesinos, arengándoles y dándoles a conocer las causas de levantamiento. Y cuando su esposo tenía que movilizarse a diferentes lugares, ella no vaciló en ponerse al frente de las tropas para rechazar los ataques realistas, y de esta forma guió a las huestes revolucionarias cuantas veces fue necesario. También llevaba refuerzos y abastecimientos a su marido. En el Archivo histórico de Sevilla se conservan numerosas proclamas y edictos redactados por ella. En esos documentos se puede apreciar su espíritu patriótico y revolucionario.Uno de estos documentos decía así: Que nuestra fe se guarde con el mayor acotamiento y veneración, la que hemos de llevar adelante, y si fuera posible, morir por ella, respondo con toda distinción a los ministros de Jesucristo... que en nuestra tropa brille la insignia de la Santa Cruz en monteras y sombreros... que esta proclama, después de publicarse, se fije en la puerta de mi casa en Tungasuca. Formó parte del movimiento integrando el Consejo de los Cinco. Con sus proclamas mantuvo viva la llama del entusiasmo de la fe en el triunfo de la revolución. Su talento se manifiesta en la numerosa correspondencia que mantuvo, en correspondencia se pone de manifiesto sus profundos sentimientos hogareños, su ternura familiar y hasta su criterio estratégico, cuando le sugiere a su esposo la urgencia de tomar la ciudad del Cusco, después de la victoria de Sangarara. Sin embargo no se tomó en cuenta su valiosa sugerencia Y Túpac Amaru procedió con demasiada confianza ante los movimientos del enemigota campaña, con su esposo el caudillo.
HEROINA
Vencido por una infidencia más que por los 16,000 hombres que lo combatieron, Túpac Amaru y su familia fueron entregados a las tropas del feroz visitador Areche. Micaela Bastidas fue sometida a interrogatorios mediante torturas, pero la heroína supo resistirlas con admirable entereza.
Se condena a Micaela Bastidas a la pena de muerte. Será arrastrada antes con una soga en el cuello, con los pies y manos atados y un pregonero publicará sus delitos. Se le someterá a la pena de garrote, cortándole antes la lengua. Luego se le colgará en una horca y luego su cuerpo será descuartizado. Su cabeza será llevado al cerro Piccho, un brazo a Tungasuca, otro brazo a Arequipa, una de sus piernas a Carabaya y el resto del cuerpo al cerro Piccho, donde será quemado justamente con su marido. Además perderá todos sus bienes. Se le dio a conocer la sentencia pero ella igual la recibió con entereza. Fue ejecutada a la vista de su esposo y sus hijos. Era el 18 de mayo de 1781. La sangre que derramó Micaela fue semilla de nuevas revoluciones.
MATRIMONIO
No tendría veinte años cuando la pretendió José Gabriel. Formalizada la situación, Micaela pasó con sus padres a Surimana, los cuales comienzan a figurar como "españoles de dicho pueblo", y Manuel Bastidas a anteponerse un "Don" a su nombre.Se presume que el joven curaca dio facilidades a sus futuros suegros para cimentarse en el lugar, porque de otro modo habrían seguido residiendo en Pampamarca.
La boda se efectuó en la iglesia del pueblo de Nuestra Señora de la Purificación de Surimana, en el altar mayor que todavía existe, el 25 de mayo de 1760. El matrimonio fue de españoles desde el ángulo social, fue indio desde el ángulo curacal y fue mestizo desde el ángulo racial, pero, por encima de todo, el matrimonio cristiano don José Gabriel y Micaela estaban llamados a convertirse en un matrimonio histórico. Ella lo llamaba a él cariño De la unión matrimonial de José Gabriel y Micaela vinieron al mundo tres hijos:
Hipólito, el primogénito, nacido en Surimana en1761... Mariano, que vio la luz en Tungasuca el 17 de septiembre de 1762... Y Fernando, nacido también en Tungasuca en 1768. Sabemos que en la intimidad este hogar era feliz. Samente Chepe (abreviatura de Jusephe) y él a ella Mica o Micaco (diminutivo afectuoso de Micaela). De vez en cuando hubo pleitos conyugales, siempre cortos y pasajeros, pero tales disensiones no sirvieron sino para enraizar más la creciente felicidad de la pareja.
MUERTE
En esta guerra, que ha hecho crujir la tierra con dolores de parto, Micaela Bastidas no ha tenido descanso ni consuelo.
Esta mujer de cuello de pájaro recorría las comarcas haciendo mas gente y enviaba a los frentes nuevos huestes y escasos fusiles, las largas vistas que alguien había pedido, hojas de coca y choclos maduros. galopaban los caballos, incesantes, llevando y trayendo a través de la serranía y sus ordenes, salvo conductores, informes y cartas. Numerosos mensajes envió a Túpac Amaru urgiéndolo a lanzar sus tropas sobre el Cuzco desde una vez, antes de que los españoles fortalecieran las defensas y se dispersaran, desalentados, los rebeldes. Chepe, escribía, Chepe, muy querido: bastantes advertencias te dí...
Ttirada de la cola de un caballo, entra Micaela en la plaza mayor del Cuzco, que los indios llaman plaza de los llantos. Ella viene adentro de una bolsa de cuero, de esas que cargan hierba del Paraguay. los caballos arrastran también, rumbo al cadalso, a Túpac Amaru y a Hipólito, el hijo de ambos. otro hijo, Fernando, mira.
El niño quiere volver la cabeza, pero los soldados le obligan a mirar. Fernando ve cómo el verdugo arranca la lengua de su hermano Hipólito y lo empuja desde la escalera de la horca. El verdugo cuelga también a dos de los tíos de Fernando y después al esclavo Antonio Oblitas, que había pintado el retrato de Túpac Amaru, y a golpes de hacha lo corta en pedazos; y Fernando ve. Con cadenas en las manos y grillos en los pies, entre dos soldados que le obligan a mirar, Fernando ve al verdugo aplicando garrote vil a Tomasa Condemaita, cacica de Acos, cuyo batallón de mujeres ha propinado tremenda paliza del ejercito español. entonces sube al tablado Micaela Bastidas y Fernando ve menos. se le nublan los ojos mientras el verdugo busca la lengua de Micaela, y una cortina de lágrimas tapa los ojos del niño cuando sientan a su madre para culminar el suplicio: el torno no consigue ahogar el fino cuello y es preciso que echándole lazos al pescuezo, tirando de una y otra parte y dándole patadas en el estómago y pechos, la acaben de matar.
Ya no ve nada, ya no oye nada Fernando, el que hace nueve años nació de Micaela. no ve que traen a su padre, a Túpac Amaru, y lo atan a las cinchas de cuatro caballos, de pies y de manos, cara al cielo. los jinetes clavan las espuelas hacia los cuatros puntos cardinales, pero Túpac Amaru no se parte. Es tiempo de larga sequía en el valle del Cuzco. al mediodía en punto, mientras pujan los caballos y Túpac Amaru no se parte, una violenta catarata se descarga de golpe desde el cielo: cae lluvia a garrotazos, como si Dios o el Sol o alguien hubiera decidido que este momento bien vale una lluvia de ésas que dejan ciego al mundo